Antigua edificación que protegía la entrada por el río Dulce en
Izabal. Sus vestigios arquitectónicos son atractivos que invitan año con año a
turistas de todo el mundo.
La piratería marítima hizo que surgiera la
necesidad de crear un guardián en la salida y entrada de embarcaciones en
Izabal. Así fue como construyeron el Castillo de San Felipe.
El año 1560 marcó el inicio del Castillo, cuando
se comenzó a construir parte de él para cobrar impuestos. Luego con el tiempo
se fue ampliando la construcción y llegó a ser la edificación que podemos
visitar actualmente.
Con el paso de los años, la actividad marítima de
la zona disminuyó considerablemente y Río Dulce perdió mucha de su importancia
económica y ahora el castillo permanece como un recuerdo, testigo de tiempos
pasados y atractivo turístico.
En el
interior del área turística, previa al castillo, es posible encontrar jóvenes
caribeñas que trenzan el cabello de los visitantes, así como tiendas con
recuerdos del lugar.
Una vez dentro del castillo, es posible visitar
cada una de sus partes pues la tarea de restauración ha sido extensa y exitosa.
La vista desde la parte alta del torreón es interesante. También se cuenta con
paseos por lancha a los alrededores.
Para llegar al Castillo desde la Ciudad de
Guatemala se debe tomar la Carretera al Atlántico, hacia el oriente y dirigirse
hacia el departamento de Izabal. Se pasará por El Progreso y Quiriguá. Si viaja
desde el norte (Petén) debe bajar al sur hacia Izabal y si viaja desde Honduras
o El Salvador, buscar la ruta más conveniente hacia Carretera al Atlántico
rumbo a Izabal. Desde Occidente lo más práctico es cruzar el país pasando por
la Capital (esto mientras la Transversal del Norte se finaliza en construcción).
Una vez en Izabal, habiendo cruzado el puente de
Río Dulce, encontrará las señales que indican el camino hacia el castillo. Este
destino turístico está a aproximadamente 3 horas desde la capital de Guatemala.
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