Dicen que todo empezó en 1650,
cuando el gobernador español de Cartagena de Indias, Pedro de Zapata Mendoza,
hizo realidad un viejo sueño virreinal: abrir un canal entre el puerto de
Cartagena y el río Magdalena, 129 km construidos a pico y pala entre las ciénagas
y selvas costeras. Luego llegarían los buques de vapor y los sistemas de
dragado modernos, pero éste es el origen del Canal del Dique, que desde
entonces separa la península de Barú de la tierra firme. Así nació lo que se
conoce como Isla
de Barú, un paraíso natural de 7.000 hectáreas en el Caribe
colombiano, con sol y playas. Está a 40 km de Cartagena, desde donde se puede
llegar por tierra en ómnibus: son 70 minutos de viaje, se cruza el Canal del
Dique por un puente. O también por mar: un viaje de 50 minutos en los barcos
que salen del muelle turístico de Cartagena. Muchos viajeros tienen el traslado
incluido en el costo del paquete turístico.
A primera vista, la
isla de Barú es la versión más agreste del Caribe
colombiano. Hay manglares, bosques, barreras de coral, arenas
blancas, aguas cristalinas ideales para bucear, playas casi vírgenes y pequeños
pueblos de pescadores como Santa Ana, Ararca y Barú.
El escenario de postal tiene nombres para recordar, como Playa
Blanca, Playa de los Muertos y Playa Bobo, allí los pobladores atienden puestos
donde se puede disfrutar de bandejas de langostas y mariscos, pulpo, arroz con
camarones. A lo lejos se ve el Parque Nacional Los Corales del Rosario,
integrado por más de 40 islas que frecuentan pescadores y buceadores.
Volviendo a la isla de Barú, los nombres de ciertas playas se
explican por la historia. Frente a Barú ocurrió una gran batalla naval, fue el
8 de junio de 1708 entre una flota de galeones españoles y otra de buques de la
marina inglesa, ansiosos por apoderarse del oro de América que los españoles
llevaban hacia Cádiz. La artillería inglesa falló y el oro se hundió a 200
metros de profundidad. Así quedó en evidencia que los galeones eran ya una
tecnología naval obsoleta.
Proyectos
Barú está considerada como una de las grandes reservas
turísticas de Colombia, con una ubicación privilegiada porque se complementa
con Cartagena y su propuesta de turismo cultural e histórico. Por eso, si los
proyectos anunciados se cumplen, se construirán 2 mil casas de vacaciones,
cuatro hoteles de 250 habitaciones, canchas de golf, un puerto de yates y
centros de servicios. Las inversiones sumarían 350 millones de dólares. En la
zona de Playa Portonaito se inauguró en 2009 el hotel Royal Decameron Barú. El
complejo tiene 366 habitaciones -divididas en 321 de categoría Superior con
vista al mar o la laguna Portonaito, junto a 45 habitaciones Deluxe, todas con
vista al mar- equipadas con aire acondicionado y televisión por cable. El hotel
tiene además 4 restaurantes, 5 bares, 3 piletas de natación, 2 canchas de tenis
y un centro de convenciones con capacidad para 700 personas.
La arquitectura del hotel es de estilo tropical moderno, con
mucha madera y ladrillo a la vista. Sus instalaciones disponen de facilidades
para navegar en kayak, canoa y catamarán, además de bucear. Hay gimnasios, spa,
discotecas y sistema de canilla libre.
El perfil de los visitantes es muy variado: mieleros, familias
con chicos, ejecutivos de empresas que se reúnen en convenciones. En vacaciones
abundan las familias que llegan desde Sudamérica, de países como Argentina,
Chile y Uruguay. El clima, típico del Caribe, húmedo y con temperaturas que
llegan hasta los 35°C, invita a practicar snorkel o, sencillamente, a disfrutar
de un día de playa, tirado en una hamaca. Desde el hotel salen también
excursiones a la ciudad de Cartagena con sus históricas murallas y fortalezas
españolas. Otra opción es navegar hasta las cercanas islas del Rosario, con una
visita al delfinario de isla Palma. O engancharse en un tour de pesca. En
cualquier caso, si la idea es alejarse del ruido, Barú es el lugar más
indicado.
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